domingo, octubre 28, 2007

Quebradiza visión

Uso lentes desde el año 2000 debido a que tengo miopía y astigmatismo.

Al comienzo, creí que sería divertido tener gafas y me sentía emocionada porque iba a usarlas... sí... iba a ser genial... Pero llegó la primera dificultad, ¿qué modelo elegiría? montones de tipos entre los cuales escoger, pero soy tan obstinada... después de casi dos horas y varios modelos desechados, apareció uno perfecto; tradicional, pequeño y con las lunas ovaladas. No me fue tan mal, me adapté rápido y me gustaba usarlos. Dos meses después, una de las patas se quebró la tarde de un domingo, ¡domingo!, cuando no hay ningún establecimiento abierto. Al día siguiente, al colegio con los lentes parchados con ¡cinta scotch!

Conforme pasó el tiempo, mi medida fue aumentando y fui cambiando de gafas hasta que, cuando estaba en último año de secundaria, ya no quería usarlas. Quería lentes de contacto.

Me limitaba a usar las gafas cuando era realmente necesario, en clases o cuando miraba TV y el resto de tiempo las llevaba colgadas en el pecho o las dejaba en la mesa de mi cuarto. Obviamente esto me ocasionaba problemas, cuando caminaba en la calle no reconocía a nadie o a veces las olvidaba en casa y no podía copiar lo que los profesores anotaban. Sin embargo, esto no fue tan difícil como convencer a mis papás de que me compraran los lentes de contacto. Alegaban que si no tenía cuidado con las gafas, menos lo tendría con aquellos o que el clima de la sierra no permitiría que los use con comodidad, etcétera.

Terminé el colegio y me mudé a Lima para estudiar en la universidad, clima distinto a mi favor, pero ¿me compraron los dichosos lentes? ¡No! A estudiar con gafas los dos primeros ciclos. El año terminó y yo había cambiado de gafas (aceptaron comprarme otras, ¡mas no los lentes de contacto!), aun así no estaba contenta. Llegó el verano, se acercaba mi cumpleaños número 18, buena excusa para pedir algo especial. Sí, por fin conseguí mis lentes de contacto.

Hoy, después de casi 9 meses usándolos, uno de ellos se quebró por un descuido mío. ¿Quebrarse? ¿Cómo puede quebrarse un lente de contacto? Estaba tan adormilada anoche cuando me los quité, que no me fijé cómo los colocaba en el estuche. Esta mañana uno de ellos no estaba, pero no me resigné, así que lo busqué con mucho cuidado y ahí estaba, en el suelo junto a mi velador, ¡qué suertuda eres!, pensé. Lo levanté y estaba seco, como la hoja seca de un árbol en otoño, y con esa facilidad también se quebró (¿o lo quebré al levantarlo?). No veo bien, no encuentro las últimas gafas que me compraron y, casualmente, hoy es domingo, justo como la primera vez en que se rompieron mis gafas.

Solo que esta vez no puedo usar cinta scotch.